En la temporada 2026 de Fórmula 1 se implantará un nuevo reglamento técnico. Este cambiará por completo los coches y la competición, será el mayor cambio reglamentario de la historia, cambiando en un mismo año el chasis y el motor. Este cambio ha sido vendido como el futuro de la automoción, coches sostenibles, eficientes… pero ¿y las carreras?
«Pareciera más un proyecto de estudios que una competición de coches» – Lance Stroll (Piloto de F1).
Agenda verde y «Net Zero 2030»:
Los cambios vienen impulsados por la agenda verde que la F1 quiere implantar con su “Net Zero 2030”, con la que quiere una huella de carbono en 0 para ese año – por muy absurdo que parezca que una competición que se mueve a 24 países en 12 meses con todo su equipamiento y personal y se dedica a las carreras de coches quiera “no contaminar” –. Lo cual es gracioso, puesto que solo el 1% de las emisiones de CO2 en F1 procede de las carreras. siendo el 99% restante producido por todo lo que rodea a la F1 (envío de coches, movimiento de personal y material…). Aunque el tema del clima y el CO2 ya será objeto de otro artículo.

La normativa 2026 contempla:
· Motor (ICE) V6 1,6 litros con flujo de combustible reducido → 400 kW.
· Motor eléctrico (Sistema de recuperación de energía o ERS) aumentado a 350 kW.
· Combustible sostenible: biocombustible o sintético.
· Chasis optimizado para reducir resistencia y mejorar eficiencia.
El objetivo: Reforzar la hibridación, llegando a casi un 50% entre motor eléctrico y “de combustión”. También el combustible deberá ser sostenible, biocombustible (procedente de productos agroindustriales) o sintético (procedente de la captura de carbono). Por su parte, el chasis será creado para reducir la resistencia al avance, y por tanto ser más eficiente, buscando la ansiada sostenibilidad.

Problemas:
Hasta aquí, todo parece muy bonito – y enrevesado –, pero hay varios problemas. Primero, que los chasis se cambian no por eficiencia, sino porque los motores no pueden entregar la misma potencia durante toda la vuelta, la energía verde no es suficiente. A meses del inicio de la temporada 2026, los fabricantes y la F1 siguen teniendo dudas de si los pilotos no tendrán que levantar el pie o bajar de marcha en medio de la recta para cargar baterías – sí, frenar en una recta en una carrera, ver para creer –, o utilizar la gasolina para recargar las baterías…
El segundo de los problemas es que la F1 se ha metido en un lío que nadie había pedido – excepto la absurda ley de la UE sobre la electrificación obligatoria de coches para 2030, o 2045 ahora –, los aficionados no pidieron más electrificación – pese a las mentiras de Stefano Domenicali-. La idea es sacrificar la competición para vender un relato verde, creyendo que, si Honda gana en F1 con un coche verde, los consumidores comprarán un Honda verde para ellos – lógica aplastante –. No han pensado que, en su lugar, los consumidores pensarán que son coches lentos y aburridos por muy verde que sean.
Modelos de otros campeonatos:
Mientras la F1 se empeña en vivir de ideales, otras competiciones como el WEC (campeonato de resistencia) da libertad a las marcas para implementar los motores que quieran – aunque aplicando un Balance of Performance (BoP) cuanto menos cuestionable –, permitiendo maravillas como el Aston Martin Valkyrie. El WRC (campeonato de rallies) dejando atrás la electrificación y rectificando de su error. El WEC está ganando fama y aficionados, por centrarse en la realidad, en luchas en pista y libertad de hacer, la F1 se empeña en fantasías, en matar las carreras y enfadar a sus aficionados.
El «búnker» de la Fórmula 1:
Todo esto hace pensar en abril de 1945, Adolf Hitler seguía creyendo que podía ganar la guerra. Estaba encerrado en su búnker en Berlín, daba órdenes para mover divisiones que ya no existían. Seguía viendo una Alemania victoriosa, muy lejos de la realidad fuera del búnker. La capital estaba rodeada. Al igual que este ejemplo, la F1 está atrapada en un relato idealizado del futuro. La normativa de 2026 apuesta por motores híbridos con una dependencia extrema de la electricidad, aunque la industria automotriz está explorando otras soluciones como los combustibles sintéticos y el hidrógeno, aunque la propia UE – la organización más radical y suicida en este planteamiento verde – ha retrasado los objetivos marcados y ha vuelto atrás en la concepción de la energía nuclear como “no verde”. Mientras, Liberty Media y Domenicali (dueños y CEO de la F1) siguen en su búnker creyendo estar en 2009, hablando en nombre de unos jóvenes que dicen conocer y cuyas opiniones parecen inventadas.
Algo de esperanza:
Por suerte, ya aparecen las voces cabales – aunque sean del presidente de la FIA Ben Sulayem – que plantean el fin de la electrificación y la vuelta a motores V10 o V8 con combustibles sostenibles, lo que permitiría recuperar los coches de los años 2000 con su sonido inconfundible y su pequeño tamaño para aumentar las luchas en pista. Si no, seguiremos el absurdo siglo XXI y la posmodernidad, en la que las carreras de coches ya no se plantean ni como carreras.

«Porque la ley ¡es mágica!«:
Como dice la gran canción «¿Por Qué La Ley?» de Ciriaco, «El derecho no es idiota, la norma nunca se equivoca«, piensan que, si la ley es buena y el objetivo es bueno, todo será bueno.
«Porque la ley nos salvará, porque la ley es mágica» Tanto la UE como la F1 creen que, si se legisla en contra de la contaminación, está desaparecerá, y si hay que llevarse toda la industria automotriz por delante, dirán «This is fine» y listo.
Cuando la bandera a cuadros caiga en Australia 2026 ¿será una fiesta… o un funeral con marketing?
Proverbios 16:18 → «La soberbia precede a la destrucción, y el orgullo antes de la caída.»
Si quieres conocer más sobre la normativa 2026 de forma más técnica y profunda, puedes visitar este vídeo de Billy Cherokee: «La F1 2026 puede ser un ROTUNDO ÉXITO o ABSOLUTO FRACASO…»

