En 1741 en las aguas del Caribe, se libró una batalla que marcaría el destino de la Guerra del Asiento (1739-1748) entre España e Inglaterra. El sitio de Cartagena de Indias (hoy en día Colombia) fue el escenario donde el almirante español Blas de Lezo y Olavarrieta, nacido en Guipúzcoa, lideró a un ejército español en una lucha desigual contra las fuerzas británicas. Con solo 1.100 soldados y 600 marineros, los españoles enfrentaron a más de 12.000 soldados y 15.000 marineros ingleses. A pesar de la inferioridad numérica, el valor y determinación de los españoles venció, sufriendo apenas 2.000 bajas y heridos y perdiendo 6 barcos, mientas que entre los ingleses fallecieron o fueron heridos 16.000 personas y perdieron 50 barcos.
Siglos después, España e Inglaterra se encontraron nuevamente. Esta vez, no en un campo de batalla, sino en uno de fútbol (siendo el fútbol la cosa más importante entre las cosas menos importantes, que diría Jorge Valdano) en la Eurocopa 2024. España, sin ser favorita, se enfrentaba a una Inglaterra que había llegado a cuartos de final del último Mundial y a la final de la Eurocopa 2020. De la misma manera que en Cartagena de Indias, la afición española partía en inferioridad numérica, siendo cuatro veces inferior en número a la inglesa en el Estadio Olímpico de Berlín.
Pese a todo ello, el equipo español aferrado a la fe en Dios del seleccionador Luis de la Fuente y siguiendo el legado histórico español, estaban convencidos de la victoria; con el espíritu de no rendición de los Tercios en Empel y como una suerte de venganza tras la derrota de la Grande y Felicísima Armada de Felipe II a manos de los ingleses. Y no podía ser otro, sino un delantero español nacido en Guipúzcoa (como el gran Blas de Lezo), Mikel Oyarzabal Ugarte el que marcase el gol definitivo que diera la victoria a España en el minuto 87, consiguiendo para España su cuarta Eurocopa.
Del mismo modo que Catón el Viejo en el marco de las guerras púnicas acababa sus intervenciones en el Senado romano diciendo “Ceterum censeo Carthaginem esse delendam” (Además opino que Cartago debe ser destruida), podríamos parafrasearlo diciendo para terminar: Además, opino que Gibraltar debe ser español.