Hemos escuchado mucho la expresión Memento Mori, y casi todas las veces esta es utilizada como una forma de vivir la vida al máximo sin preocuparse de nada. Esta es la interpretación individualista y relativista de nuestra sociedad posmoderna, sin embargo, el origen de esta expresión la encontramos en la antigua Roma y significa “recuerda morir”.
Para poder entenderlo, primero debemos conocer los triumphum (triunfos) romanos, estos eran ceremonias religiosas y militares de época republicana (509 a. C – 27 a. C), era el Senado quién se lo concedía a los generales romanos que hubiesen matado a un gran número de enemigos. Posteriormente, esta celebración fue acaparada por el emperador en época imperial (27 a. C – 476 d. C).
Es durante esta ceremonia cuando aparece la expresión que nos trae aquí, en realidad la expresión Memento Mori parece provenir de otra expresión que recoge Tertuliano (Apologético 33): “Respice post te! Hominem te esse memento!” Que viene a ser algo así como: “¡Mira tras de ti! ¡Recuerda que eres un hombre!”. Esto era susurrado por un esclavo al oído del triunfador. Era una forma de recordarle al general victorioso que fuera humilde, no se creyera un dios, y no se olvidara de que algún día iba a morir.
A lo largo de la historia, la idea de la fugacidad de la vida ha sido representada de diversas maneras. En el arte, por ejemplo, se desarrollaron modelos iconográficos conocidos como vanitas, que simbolizaban la ineludible llegada de la muerte. Los bodegones son un ejemplo de esto, con artistas destacados como Giotto y Jan van Eyck.
En el cristianismo, encontramos una idea similar en la frase “recuerda que eres polvo y en polvo te convertirás”, que se encuentra en el texto bíblico de Génesis 3:19. Sin embargo, a diferencia de las filosofías romanas o medievales paganas, el cristianismo ofrece la esperanza de una vida después de la muerte y no muestra la muerte como el fin absoluto.
En el mundo actual podemos ver muchas personas que se pierden por dejarse llevar por su fama y olvidan sus orígenes, muchos necesitarían que alguien les susurrase al oído “Respice post te! Hominem te esse memento!” de vez en cuando.
Por tanto, si algún día tienes un gran éxito, si alguna vez eres el protagonista de un desfile triunfal – cosas más raras se han visto –, recuerda las sabias palabras de los romanos y asegúrate de tener a alguien a tu lado para recordarte que sigues siendo humano.