«A buenas horas, mangas verdes», que bien se podría referir al tiempo que llevo sin escribir por aquí… En realidad tratará de ver de donde provienen diferentes expresiones que se siguen utilizando en la actualidad y tienen siglos de antigüedad.

«A buenas horas, mangas verdes»:

Esta frase se comenzó a utilizar en el siglo XV, se refería a la Santa Hermandad – cuerpos armados para perseguir criminales, creado por Isabel la Católica como la primera “policía” de la historia de España –. Estos miembros de la Santa Hermandad iban vestidos de verde y se caracterizaban por llegar casi siempre tarde – más o menos como un tren en Extremadura – dejando escapar a los delincuentes y los crímenes impunes.

«Vete a la porra»:

Esta expresión apareció con los Tercios que combatieron en Flandes al mando del duque de Alba. Este ejército tenía un tambor mayor que tenía un bastón con un puño de plata, este bastón era conocido como “la porra”. Cuando los tercios levantaban el campamento se plantaba en el centro del mismo el bastón o porra.

El lugar donde se colocaba el bastón era un lugar de reunión para el ejército. Este también era el lugar donde el sargento mayor, como castigo por faltas leves, enviaba a los soldados para que fueran castigados. Este sargento mayor les enviaba allí al grito de «¡Vete a la porra!».

«No ha venido ni el Tato»:

En el siglo XIX había un sevillano llamado Antonio Sánchez – conocido por «El tato» – que era torero, este alcanzó gran fama y por ello casi no había un cartel de una corrida donde no apareciera este individuo – algo así como Rosalía en 2018 – . Además este personaje era un parroquiano de las parrandas nocturnas sevillanas, por lo que si El Tato no se dignaba a aparecer por algún lugar es que este acto había sido una ruina.

Traidor:

En época del Imperio Romano en el que se seguía la religio romana y las demás estaban perseguidas, los que eran sorprendidos profesando otra religión eran obligados a sacrificar un animal para los dioses romanos y así ser perdonados, estos recibían un certificado o libellus y eran llamados libellatici. Los cristianos no solían aceptar este castigo y se mantenían firmes en su fe, pero los «cristianos libellatici» eran llamados por el resto de cristianos como traditor – que significa “los que traían” o “traidores”, en referencia al certificado.

libellus de la época de la persecución a los cristianos del emperador Decio (silglo III d. C).

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